jueves, 24 de mayo de 2007

Terror inesperado

Era principio de clases, todos llegamos a la nueva aula y nos sentamos como era de costumbre. Conversamos mientras esperábamos que llegue la nueva profesora. Llegó, era muy alegre un poco baja y un poco gordita, pero muy alegre. Se presento, creo que a todos nos cayó bien, es mas, cuando vi las caras de mis compañeros creo que habían estado esperando este tipo de profesoras hace mucho tiempo. Cuando acabó la clase, ya teníamos una tarea grupal.

En el transcurso de la semana coordinamos dónde nos podíamos reunir, mas nadie daba una solución. Habían muchas excusas, nadie quería que sea en su casa. Esperamos a la próxima clase de la profesora y le contamos nuestro problema. Nos sorprendió al escuchar su solución, ella ofreció su casa para hacer nuestro trabajo lo que nos pareció muy raro, pero aceptamos unánimemente.


Era un sábado, recuerdo que el clima estaba muy frió. Llegamos a la casa de la profesora, la cual se encontraba en una calle muy transitada, era verde de dos pisos y un jardín pequeño en la entrada; un poco antigua, pero a la vez muy cuidada. Entramos y comenzamos a hacer el trabajo, nos invitó unas bebidas y unos snacks. Era una persona muy servicial nos ayudó a hacer nuestro trabajo aportando ideas como si fuera una integrante más. Entonces sentí algo muy raro, algo así como una escalofrío y mi mirada cambio derrepente hacia un compañero que tenía al lado. Algo pasó por mi cabeza y temí, no sé por qué lo hice, pero temí mucho. Parece que no fui el único que lo noto, pues todos voltearon a mirarme y me preguntaron si me sentía bien, a lo que respondí afirmativamente. Cuando terminamos el trabajo tomamos un pequeño lonche y sentía algo muy raro, algo así como miedo o un mal presentimiento, pero lo que más me ofuscaba es que no sabía el porqué. Nunca antes me había pasado, era muy raro. Inicié una conversación para poder olvidarme del tema y creó que lo logré.


Ya era hora de irnos, decidimos salir a tomar un taxi, eran más o menos las 18:00 horas. Todavía estaba un poco claro, pero el clima seguía frío. Salimos de la casa de la profesora en grupos conversando yo estaba con una amiga y un amigo y atrás mio la profesora con otra compañera. Más atrás estaba mi amigo, el cual había mirado con temor, con una amiga más. Cruzamos la pista, estaban pasando camiones muy grandes, por consecuencia , nos fue muy difícil cruzar. Esperé el momento perfecto y crucé rápidamente con mis amigos, esperamos a que cruce la profesora con mi otra compañera. Cuando cruzaron solo faltaban los dos últimos chicos. Estaban muy entretenidos en una conversación y no se habían percatado que estaban en la pista, fue entonces cuando grité: !Cuidado se acerca un camión!. Mi amiga se dio cuenta rápidamente, pero el chico al cual mire con temor, no. Todo fue muy rápido el camión pasó, todos gritábamos energéticamente. Cuando mi compañero se dio cuenta ya era demasiado tarde, el camión estaba a unos centímetros de él, tocando la bocina fuertemente. Sentí eso que todos sentimos cuando sabemos que lo que estamos viviendo va a cambiar nuestras vidas. Eso que nunca queremos sentir, eso que todos tememos, esa horrible experiencia. Cuando tomé conciencia, solo logré ver a mi amigo caer arrodillado frente al camión en marcha y el conductor asomando por la ventana con cara horrorizada. Mientras estaba arrodillado el camión pasaba por encima de él y la cara del mismo se raspaba contra la base del camión. Creo que no debí ver eso, nos quedamos todos impactados. Mientras más avanzaba el camión, más sufríamos nosotros y más raspaba la cara de mi amigo. Cuando el camión detuvo al marcha, la cara de mi amigo estaba totalmente destrozada, su cabeza separada de su cuerpo y una parte del cuello la sostenía. Él estaba tirado boca abajo en la pista, totalmente muerto; un montón de gente alrededor todos horrorizados como era de esperarse.

Sólo atiné a voltearme, era un pasaje lleno de arbustos y casas blancas, recuerdo que me arrodillé, miré al cielo y grité: ¡Dios, por qué haces esto! él no tiene la culpa....

2 comentarios:

Jorge Atarama dijo...

Trabajo haciendo turnos rotativos en una fábrica, como a las 4 de la mañana sentí una sensación de pena sin explicación alguna, ya por la tarde me entero que un compañero de trabajo había fallecido. Existe como una especie de intuición sobre la muerte, también me parece que cada uno tiene su hora y la sabemos, se nos presenta ese conocimiento como una intuición mortal. Edgar Cayce es un famoso vidente norteamericano solía ver los halos que tenemos las personas, un día vió a gente dentro de un ascensor que no tenían halo, así que decidió no subir, al instante el ascensor sufrió una avería cayendo y muriendo todos sus ocupantes. La muerte llega desde antes del punto final.

Anónimo dijo...

wow! no debiste ver eso ... q lio y a la profe no le dijeron nada x lo sucedido ... si ya se q ella no tiene nada que ver pero hay tantos casos donde terminan queriendo culpar a la profe de turno ...