lunes, 21 de abril de 2008

FEL o Muerte

Pertenezco a una lista que se esta presentando al Centro Federado de E.E.G.G.L.L, si siempre te has ganado con mis post y nunca dejaste un maldito comentario, si conoces a alguien de Letras de la PUCP, si quieres que el Centro Federado de Letras esté en manos inteligentes y constructivas, si quieres una mejor facultad para nosotros, si no quieres que entremos a tu salón con metralletas y secuestremos 15 años a tu profesor preferido (Iklehara para mí), vota por mí. Vota por nosotros, adelante. Has de tu vida universitaria una experiencia mejor, piensa en los demás, un voto responsable es lo que necesitamos, vamos a hacer un gran cambio en el Centro Federado que nos agradeceras y así podremos dejar a las siguientes generaciones un mejor lugar para ...zZZzzzZZzzz..

Fuera de bromas, soy tu mejor opción, vota por nosotros vota por FEL. (Que emoción!, soy todo un político)

Después no me reclames por tu profesor.

PostData: Es verdad, juego sucio, aprovecho la encuesta para que tus ojos se desvian acá y leas esto, marca nuestro simbolo raro en las actas este 24, prometemos más trabajo y mucho papapan.

Más información, plan de trabajo, mensajes moralistas, pastillas para levantar la moral, texto con mensaje subliminal y todo lo que se relaciones con el partido en
http://fusionestudiantilporletras.blogspot.com/

martes, 8 de abril de 2008

Franco, lo vi

- Te digo que lo vi, en serio ahí estaba a unos pocos metros de mí.
- Estas totalmente loco, eso es imposible
- Juro que lo vi con mis propios ojos
- Te habrás confundido
- No me he confundido te juro que lo he visto, y tu también lo verás y me darás la razón
No le creía, él sabía que nunca le iba a creer, era algo casi imposible, era como creer que él vería al que dice que vio, sencillamente imposible, pero realmente cierto.
Ernesto no acostumbraba mentir, pero lo que afirmaba era tan imposible que su honradez no hacia mucha diferencia.
Algún día me creerás - pensaba
Cansado de tanta incredulidad decidió visitar a Franco, una persona que casi nunca visita, pero era la hora de encontrarse. Cuando llegó a su casa se podía divisar un viejo y empolvado cartel de psicólogo en la puerta, se notaba que ahí no había un consultorio hace muchos años.
La casa de Franco no era normal, para comenzar no tenia ningún espejo, para terminar era muy silenciosa, perfectamente como para contar una historia cautivante, Ernesto supo aprovechar el lugar y comenzó a narrarla.
Fue en la mañana - comenzó - estaba cantando en el camino al trabajo, entré a la fabrica y me puse el uniforme como siempre lo hago y comencé a trabajar, esos fierros los detesto, o bueno los detestaba - Porqu... - espera, no tan rápido; ya bueno, estaba trabajando de acá para allá, conversaba con uno y otro trabajador y era fácil ver su incapacidad, dios a veces me preguntaba que hacia yo ahí, una persona tan sabia en una fábrica de incultos e ignorantes obreros, todos fortachones y brutos, yo debería de estar tomando un café con los intelectuales y viajando de un lugar a otro - Ernesto, sigue contando y deja de hablar idioteces - ok, ok disculpa; ya entonces dieron las 2 de la tarde, la hora del refrigerio, como todos los rutinarios y asquerosos días, voy al comedor, pero este día fue diferente, mientras nos dirigíamos todos al mismo destino y entonces... Putamare, maldito teléfono, contesta pues que esperas - Ya, tranquilo jajaja... aló.
Mientras Franco hablaba por el teléfono, Ernesto se puso a analizar el lugar donde se encontraba, era raro, no habían espejos tendría que preguntárselo en algún momento a Franco, no era normal no tener uno solo, además Franco no era feo, así que no podía ir por ese lado la explicación, pero si la razón era familiar o tradición o costumbre, que vergüenza, de repente le molestaba la pregunta, mejor se quedaría callado, terminaría la historia y otro día cuando se lo encuentre en la calle se lo preguntaría.
- Ya sigue contando, era una amiga quiere que vaya a visitarla porque esta enferma, ya le dije que no puedo porque estoy ocupado y en otro momento me compadeceré de ella - Esos son los amigos que valoro, ya bueno, sigo entonces, ¿dónde me quede? - en el refrigerio - ¿el refrigerio? ah ya, no, no espera pues, entonces llegó la hora del refrigerio y todos nos dirigíamos al comedor cuando sonó una voz fría por los parlantes de toda la fábrica - ¿una voz fría?, cómo es eso, ¿te dio frío o qué? - ¿te dio frío o qué?, idiota, ya pues no me interrumpas sino me voy - tienes las puertas abiertas - que gracioso - verdad, las puertas están abiertas, un momento voy a cerrarlas - apúrate.
Otra vez se volvió socio de la soledad en la casa acogedora y silenciosa, volvió a pensar si era oportuno preguntar sobre los espejos, nuevamente volvió a la conclusión que la respuesta era "no".
Ya está, ahora si, puertas cerradas, teléfono desconectado, continua que nadie te interrumpirá - ya, ahora sí... - te quedaste en la voz "fría" - ya, como sea, esa voz dijo: reunión de personal en el patio 4, y se escucharon un montón de quejidos, era obvio por qué en la hora de refrigerio y no en horario de trabajo, malditos esclavizadores, bueno la cuestión es que nos reunimos todos ahí y un hombre enternado decía palabras que no entendía, lo único que entendí fue que había una reducción de personal por falta de presupuesto y otras palabras raras que no presté atención, al minuto siguiente supe que estaba despedido. Totalmente derrotado... - espera, ¿cómo es eso que te despidieron, estás loco? entonces por qué estas tan feliz, no te entiendo - espera pues todavía no llego a la parte importante, en algún momento tenía que salir de este asqueroso trabajo que ni siquiera me pagaba bien - pero ahora ¿qué vas a hacer? - vivir de mi inteligencia no te preocupes, yo me las ingenio, ya estuvo bueno, primero el teléfono, después la puerta y ahora tú - jajaja ok ok lo siento, continua - ya, entonces estaba... despedido, ¿ahí me quedé cierto? - sí, que mala memoria tienes - tienes que comprender, los años pasan la cuenta - tienes 23 años, por dios - me sigues interrumpiendo - pero tú... - ¿quieres que te cuente o no? - ya, ya sigue, me quedo callado - ya entonces... - te despidieron - cállate, ah verdad gracias, ya entonces me despidieron y me di cuenta que era en vano comer en la fábrica, era mejor que me vaya a cobrar y luego nunca más volver, y eso decidí hacer. Lo primero que hice fue ir a cambiarme, luego me fui a lavar la cara, para quitarme la tristeza, era todo tan irreal, de un momento a otro me despidieron, o sea, algún derecho existirá en este país, aparte del derecho de hacer lo que quieras con tus trabajadores, claro; bueno, me dirigí al baño a lavarme la cara, entre silencioso y suspicaz - ¿qué es suspicaz? - no lo sé, pero así suena más interesante - ah, claro, sigue - entré con la mirada fija al lavadero, me lavé la cara - veinte veces has dicho una oración que contiene cara y el verbo lavar conjugado - cállate que ya termino, entonces, luego de lavarme levante la vista y ahí estaba él - él, ¿quién es él? - él, la persona que he buscado toda mi vida - ¿cómo es eso? - no sé, pero cuando lo vi supe que era la persona que estuve buscando siempre, le dio sentido a mi vida, ahora me siento listo para todo, me siento apto para todo - ¿no estás exagerando?, nadie cambia tanto cuando ve a alguien, así sea el Papa - él no es el Papa es simplemente él, no me entenderías tendrías que verlo - y cómo lo veo - eso no lo sé, métete a trabajar a una fabrica y haz que te despidan - idiota - no se me ocurre otra - bueno, pero en fin, me da gusto que te sientas tan apto para todo - es genial no sabes, ahora podré hacer lo que siempre quise, ser reconocido por mi inteligencia - ojala algún ser vivo la reconozca, de todos modos recién tienes 23 años - hermano, yo nací a los 9 meses de embarazo, no a los 30 años de vida - jajaja, y al final ¿cuánto te pagaron? - verdad, con todo esto me olvide totalmente, demonios, mañana iré a primera hora - claro, inteligente - eso no tiene nada que ver con mi inteligencia, ya te he dicho que la memoria siempre me ha fallado y el dinero no es una de mis prioridades - como digas, espero que mañana cuando cobres también me visites - jajaja, ahora el gracioso eres tú, no te preocupes mañana estaré acá y me tomaré un café contigo, como práctica para cuando esté con los intelectuales - si, por supuesto, yo te enseñaré a tomar café, adiós - nos vemos mañana, cuídate.
Y la puerta se cerró detrás de un Ernesto más excitado y feliz que cuando entró.