jueves, 12 de julio de 2007

Pasión arqueológica

Sigo excavando en Pachacámac y todavía seguiré unas dos semanas más. Esto es muy cansado, pero creo, bueno hasta ahora así lo siento, que es un paso muy importante para mi vida. En la excavaciones me siento, no sé como decirlo, quizás satisfecho o realizado. Ahora es cuando pongo a prueba mi decisión de elegir una carrera tan llena de pasión como la arqueología. Felizmente, esta prueba me resulto positiva y aunque me tenga que levantar todos los días a las 06:00 horas, no importa siento que ese día la voy a pasar demasiado divertido haciendo, por fin, lo que deseaba desde que decidí seguir esa carrera.

Una de las partes más apasionantes que le veo a estas excavaciones, es que cada vez que llega un día, sé que es un día totalmente diferente al otro y sé que vamos a encontrar nuevas cosas, quizás más interesantes que las anteriores. Ejemplifico, para comenzar la excavación se divide en tres unidades de excavación. Ayer una de las tres unidades de la excavación, la que esta al lado de la mía, encontró un fardo funerario de un feto o un bebe recién nacido. Cuento que a los encargados nunca les gusta encontrar cosas así, pues retrasa mucho la excavación y requiere dibujos y fotos en todo momento. Bueno, tampoco, es que no les guste, sino que creo, cuando vi la cara de la encargada de la unidad cuando estaba a punto de desenterrar el fardo y tenia sospechas de qué estaba a punto de encontrar, que prefieren excavar sin obstáculos. Como me contó David, el encargado de mi unidad, cuando están ayudando, todo el mundo quiere encontrar de todo; pero cuando son los encargados nunca quieren encontrar nada. Un poco confuso, ¿cierto?.

Eran los 15 minutos del break, y se acerco un señor polaco a hablar con Manuel, el arqueólogo encargado de los alumnos de EE.GG.LL (me incluyo), éste, Manuel, se sorprendió pues era un amigo que no veía hace mucho tiempo. Luego se acerco a la encargada de la excavación y le pidió permiso para llevar un "grupito" de turistas polacos a las excavaciones sólo un momento, a la que esta accedió. Lo que sucede es que la parte que nosotros excavamos, es una parte que no esta en la ruta turística y esta prohibido el paso a cualquier otra persona que no sea parte de nosotros. Todos pensamos, al escuchar "grupito", unas siete u ocho personas como máximo, pero grande fue nuestra sorpresa al ver más de treinta turistas entrando por la puerta de la muralla dos directo a nuestra unidad. David nos dijo: noo!! los turistas siempre preguntan todo, si les dicen algo haganse los sordos, cualquier cosa hablamos quechua. A lo que nosotros sin dudarlo, obedecimos. Aunque no nos fue muy difícil , pues muy pocos hablaban castellano. Luego pasaron a la otra unidad y así sucesivamente.

A eso de las 13:00 horas, terminamos la excavación y nos dimos cuenta que nos habíamos adelantado al final, entonces nos paseamos por todas partes viendo como sacaban al fardo de su lugar y demás cosas. Finalmente fuimos al museo de sitio al almorzar, con Manuel y sus 28 000 historias. Lo que sucede es que no suena hay música en el comedor del museo y un amigo siempre pone su celular en radio y escuchamos la música de ahí, y claro Manuel tiene, no miento, una historia muy buena y muy graciosa para cada canción. Definitivamente a sus 28 años es una de las personas mas divertidas que he conocido, obvio, tenia que ser arqueólogo.

Después de decir todo esto creo que cumplí en escribir sobre mi tercer día de excavación y todo lo importante que aprendí, ojala que todo siga bien y que "La Tierra", a la que hoy me enteré que los arqueólogos le hicieron pago el lunes, nos siga ayudando con las excavaciones. En fin, a los humanistas se les entiende todo. Gracias

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