domingo, 2 de diciembre de 2007

Esto no es soborno, no lo es

El siguiente texto es literatura, o trata de serlo. Esta hecho en base a una experiencia vivida el día de ayer o, mejor dicho, hoy en la madrugada, y en base a las clases de Narrativa que seguí este ciclo, que por cierto, necesito un 12 en el final para pasarlo. Si no sabes mucho o estás en 0 con la Narrativa, continua leyendo este texto, pues será una buena fuente para familiarizarte con el tema.

Eran las 04:00 horas, estábamos en la casa de mi tía en Surco, una especie de reunión familiar con los hermanos de mi padre. No estaban completos, sólo estaban la dueña de la casa, mis dos tíos y mi padre con mi madre. Ya era hora de irnos, mi madre subió a despertarme, pues me había quedado dormido en la cama de mi primo. Subimos los tres al carro y mi padre con 99.9% de alcohol en las venas tomó el volante. Las primeras cuadras fueron pequeñas discusiones entre mi padre y mi madre sobre quién debería manejar, estaba dispuesto a decir: cállense los dos que yo manejaré!, pero no me atreví. Recordé que la última vez que regresé con mi padre de la casa de mi tía, tuvimos un problema porque quería que yo maneje, siendo todavía menor de edad sin brevete quería que me vaya por la vía expresa con todos esos policías esperando el momento para ganarse 20 soles.
Estábamos por Breña, no sé por qué, en un semáforo, eran cerca de las 04.30 horas. Mi madre descanzando con los ojos cerrados en el asiento del copiloto, mi padre hablándole cosas que ni recuerdo y yo atrás esperando que lleguemos al hogar para dormir tranquilamente, sin la más mínima idea de que en menos de 24 horas mi blog resucitaría. Es aquí donde nace la historia de encadenamiento y cronología lineal. Una camioneta de la PNP a nuestro lado con dos policías dentro, el que manejaba volteó a mirarnos y se escuchó dentro de mi carro un conchasumadre. Se escuchó de la camioneta policial: estaciónese adelante, y mi padre siguió las instrucciones. Ya estacionado bajó del carro y conversó con el policía sin antes
Mi Padre: La cagada mi brevete esta vencido.
Mi Madre: Qué?! te dije que mejor manejaba yo
Luego de una conversación de aproximadamente 5 minutos, mi padre volvió al carro.
Yo: ¿Qué pasó?
Mi Padre: Nos vamos a la comisaria
Yo: Alaa…
Mi Padre: Ese policía esta drogado y ebrio.
Mi Madre: Ay! El ebrio eres tú. ¿Cómo va a estar drogado y ebrio el policía?
Manejó hacia la comisaría más cercana que conocía, que estaba aproximadamente a unas 10 cuadras. Entonces volvió a salir la voz del carro policial. A la izquierda señor. Todos nos preguntamos para qué doblar a la izquierda si la comisaria estaba de frente, entonces mi padre decidió bajar nuevamente del auto diciendo:
Mi Padre: Esta huevón este policía, le voy a decir…
Mi Madre: Augusto, quédate y síguelo nomás, no te hagas más problemas.
Yo: Sí, para qué te haces problemas
Mi Padre: ¿Cómo lo voy a seguir si la comisaría esta de frente?
Entonces, bajo del auto y hablo unas cosas con el policía que no llegue a escuchar pues en Oxígeno estaban pasando una canción muy buena. Aquí es donde se da el tan necesario vacío semántico, pues nunca llegue a escuchar una conversación entre mi padre y el policía hasta ese momento. Mi padre regresó al carro muy molesto y siguió al policía hacia la izquierda.
Mi Madre: ¿Qué pasó? ¿A dónde vamos?
Mi Padre: A la comisaría de Breña, tu sabes dónde queda eso, yo no tengo la más ínfima idea.
Mi Madre: No, pero sigue al policía pues.
Mi Padre: Esta bien, estoy consciente que mi brevete esta vencido, pero ese policía esta drogado y ebrio, no sabe ni lo que habla, me ha dicho: señor acompáñeme a la comisaría porque usted tiene el brevete vencido y está en un estado ecuánime. Cómo me va a decir que estoy ecuánime, estoy un poco ebrio, no ecuánime, ese policía no sabe lo que habla, por estar ecuánime no llevan a nadie a la comisaría. Si me hacen la prueba para ver cuánto alcohol tengo, yo acepto, pero también exijo que se la hagan a él. Sé que me van a quitar el brevete medio año...
Mi Madre: ¿Cómo va a estar ebrio y, todavía, drogado? Te pasas tú…
Yo: Sí… si estuviera ebrio no te llevaría a la comisaria, no seas tonto.
Mi Padre: Carajo! Ustedes siempre me tratan como el imbécil, nunca me creen lo que les digo.
Después de 10 minutos siguiendo al carro policial con un rumbo desconocido, ya estaba aclarándose el cielo, Carlos tenía razón cuando dijo que ahora se aclara a las 05:00 horas. Mi padre volvió a hablar.
Mi Padre: ¿A dónde me quiere llevar este policía?
Mi Madre: Ah creo que ya me acorde dónde quedaba esa comisaría, creo que esta volteando a la derecha.
El carro policial, que iba delante de nosotros, siguió de frente y no volteó por la esquina esperada.
Mi Padre: ¿Esta huevón este policía?, la comisaría esta a la derecha, ¿A dónde está yendo?
Mi Madre: Ay! No sé de repente va a doblar más adelante ahora que me acuerdo es más rápido.
Llego el “más adelante” y el carro policial en vez de doblar hacia la derecha como esperábamos, dobló hacia la izquierda.
Mi Padre: Para allá no hay ninguna comisaría, a dónde nos lleva este huevón.
Mi Madre: No tengo la menor idea, ¿Qué le pasará?
Mi Padre: Ah, ya sé dónde quiere llegar...
El carro policial entró por unos lares un poco raros y sin ninguna persona por las calles. Entonces el carro paró antes de llegar a una esquina y mi padre paró detrás de ellos.
Mi Padre: Lo sabía, ¿tú crees que me va a llevar a la comisaría?, no te digo que esta ebrio y drogado.
Mi Madre: ¿Por qué paró?, cuidado Augusto.
Mi Padre: Me las conozco todas las de estos malditos.
Mi padre bajó a hablar con el policía que también bajó de su carro, con un cuadernillo de papeletas y un lapicero. Veía a mi padre hablando con el policía y diciéndole unas cuantas cosas, entonces escuché una parte de la conversación y el policía decía:
El policía: Bueno, señor su brevete va a ser decomisado un año y el carro…
(Cuando pasaba un indigente por la vereda)
Mi Padre: A ellos son los que debería llevar a la comisaría no a mí.
El Policía: No lo conozco señor
Mi Padre; ¿y a mí me conoce?
En ese momento pensé: ¡¡Un año!! Yo manejaré antes que él y nadie usará los dos carros por un buen tiempo porque mi mamá casi nunca maneja (yeah!) son míos!
En eso escuche otra parte de la extensa conversación.
El policía: Usted sabe que a mí me dan el 30% de las papeletas (mientras apuntaba la placa del carro, o eso parecía). Esto es claramente la parte mimética del cuento real, si el policía no pide soborno, es difícil creer que todo esto fue verdad.
Hasta yo me di cuenta a dónde iba, comenzó la degradación de los personajes, entonces mi padre volvió al carro saco su billetera del bolsillo de atrás y de ella sacó un billete. Regresó a donde se encontraba el policía y le entregó el billete. El policía subió a su carro y mi padre hizo lo mismo.
Mi Padre: Jajaja, vámonos antes de que se dé cuenta.
Mi carro pasó al lado del carro policial y vi como hablaban los dos policías a bordo. Doblamos en la primera esquina y el carro policía siguió de frente.
Mi Padre: Uff ya se fue, jajaja.
La verdad no entendía el por qué de su risa, lo único que sabía era que acababa de ver como mi padre sobornaba a un policía corrupto como la mayoría. Lo rechazaba hasta que,
Yo: ¿Qué le dijiste?
Mi Padre: Un floro hijo, un buen floro. Tu padre no es un corrupto hijo, el no soborna a los policías, sólo los agarra de imbéciles, jajaja. A mí no me la puede hacer un policía huevón, yo soy mucho más vivo que él. – Como lo repitió mi profesor durante todo el ciclo, para que una obra sea literaria necesita algo básico, si A es a B y B es a C, A no puede ser a C, pues sería una historia aburrida y sin sorpresas, eso… no es literatura - Sabía que esas 20 lucas falsas tenían que ir para un maldito como ese.
Aunque odio cuando mi padre se pone vanaglorioso, en ese momento sentí que todavía me faltaba mucho por vivir y no debo juzgar a mi padre en ciertas circunstancias. Entendí porque salimos rápido del lugar de soborno y entendí las risas burlonas de mi padre. Entendí también que el policía sí estaba ebrio y drogado por eso no lo llevo a la comisaría.
Finalmente vi por la ventana que el cielo ya era claro, eran las 05:00 horas, estaba cerca a mi hogar. Sucedió la última conversación importante de la noche, de la madrugada.
Mi Padre: Guarda el SOAT en el estuche por favor, Augusto. Y mi brevete mételo por ahí, también.
Yo: Pa, tu brevete esta vencido hace 3 meses…
Mi Padre: Lo sé, ¿qué tiene? no tengo tiempo ni para cambiarlo.
Yo: (Qué tiene?, me pregunté) Significa que tengo el mismo derecho para usar los carros que tú.
Mi Padre: Jajaja…

Post Data:
- Mi padre todavía no renueva su brevete, ni tiene el más mínimo interés en hacerlo.
- Si lo ven en un carro Hyundai rojo, o un Honda celeste medio azulón, avisen al primer policía. (no pongo los modelos por piedad a mi padre).
- Todavía no descubro que significa el último “jajaja” de mi padre.
- Espero que les guste el post, pues estoy en semana de finales y me he dado un gran tiempo, que no tengo, para hacerlo.
- Nunca sobornen a un policía, la dignidad es lo primero, a menos que el policía este drogado y tengan un billete falso… y su carro corra a 200 km/h.
-La poiesis la conforman: la detención policial, el brevete caducado, el cambio de ruta, el soborno, el billete falso y el último “jajaja” de mi padre.

A la policía se la respeta, al policía no.

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