viernes, 23 de julio de 2010

Un dia al azar

Hoy me levante a las 6:00 a.m. porque si no lo hacia, moría. Estoy hablando literalmente, temas de salud. Yo nunca he sido una persona sana, mi visita a hospitales es frecuente en ciertos tiempos del año, sobretodo en cambios de clima. Y, como el clima de Lima es el peor, eso complica todo. El día de hoy fue uno de esos en los que si no estaba vivo mañana, no era nada sorprendente. Es cierto, he estado más cerca de la muerte que hoy, por la misma enfermedad 5 años atrás. En esa ocasión el doctor le dijo a mi mamá que era muy poco probable que salga de cuidados intensivos con vida, y por cuestiones extremadamente fortuitas, que ni se imanarían, acá estoy.

Siempre he pensado que mi vida es bastante extraña, peor tampoco lo ando diciendo a todo el mundo, porque, lo más normal, es que todo el mundo piense que su vida es extraña. Cuales sean los motivos. En fin, por qué creo que mi vida es extraña. Antes de ayer era un joven normal, como cualquier otro cualquier día. El asma se me complicó un poco, pero nada fuera de lo común, ya pasará, pensé. Ayer tuve que salir del trabajo en la mañana, y con suerte llegue a la universidad para recibir auxilio médico, literalmente salvaron mi vida, pero son tantas las veces que me ha pasado esto, tantas, que ya no lo veo algo como milagroso. He tenido bastante suerte para estar vivo hasta hoy, factores mínimos e insospechados han logrado eso. O por lo menos yo lo veo así. Volviendo al tema, ayer me salvaron la vida unas cuantas máquinas y medicinas; lamentablemente, no muy efectivo pues en la noche enfermé nuevamente. Cuando digo enferme, no me refiero a fiebre, gripe, dolor de garganta, etc. Enfermé de verdad, me dolía el pecho y la espalda, el corazón estaba aceleradísimo y respiraba, practicamente, con medio pulmón. Siempre he pensado que cualquier otra persona que no ha vivido toda la vida con estas situaciones desesperaría y moriría. Yo ya me acostumbre, es bastante complicado respirar poco porque te duele todo y tu sistema respiratorio esta obstruido, saber que si te atoras te mueres, estar con tu vida al límite. Y, a pesar de todo, guardar la calma.

Ayer no pude dormir, o mejor dicho hoy. Dormí dos horas con sueño ligero, apretando diferentes partes de mi cuerpo para que cese el dolor, me levante a las 6:00 a.m. porque si no lo hacía, moría. Ahora se me entiende mejor. Algunas horas después, estaba entrando por emergencia. Siempre me gustó el olor de los centros médicos. Huele a sano, me recuerda mi infancia no sé por que. Todo es tan tranquilo, de cierta manera. Hoy vi muchas personas bastante enfermas, algunas no podías respirar, otras inconscientes, otras inertes, la mayoría eran ancianos. Hoy puedo decir que mi vida es extraña con más razón que nunca. Mientras era nebulizado a mi lado había una abuelita echada con mascarilla de oxigeno, se veia bastante mal, la mascarilla de oxigeno se le cayó por un lado de la cara, entonces yo se la puse de nuevo, no podía mover las manos aunque hacia el esfuerzo, creo que intentó decirme gracias, debe ser lo último que expreso, porque minutos después murió. Así de rápido se acabaron, calculo, 80 años de vida. No recuerdo bien el momento, solo recuerdo a sus familiares llorando, luego escuchando que pedían certificado de defunción. Nadie se inmutó, era algo bastante frecuente, al parecer.

Yo aun estaba con los efectos de la inyección. Ayer me pusieron una, me han puesto tantas en la vida que ya ni las siento. Recuerdo que una vez me tomé una foto cuando me la ponían, por acá la debo tener. Ayer cuando me la pusieron en la universidad, en el brazo como siempre, la enfermera puso una almohadilla abajo de mi brazo, cuando sacó la inyección dijo: "caramba, ya manche la almohadilla", yo pensaba que se refería al medicamento, dije, bueno es transparente, tampoco es para tanto, cuando vi la almohadilla, estaba roja, mi sangre, me pareció gracioso, no entiendo por qué. Hoy me pusieron otra, no en el brazo, como siempre, sino abajo de la cintura, ya se imaginan dónde, ahí duelen, pero como yo estoy acostumbrado pensé: "bueno donde sea, total recuerdo que cuando era pequeño me pusieron 9 un mismo día". Me la pusieron, sentí el incón y algo de dolor. Pasaron los segundos y el dolor aumentaba, algo no andaba bien. Un minuto después, estaba sintiendo, quizás, el dolor más grande de mi vida, ni cuando me rompí los brazos me dolió tanto. No sé qué habrá tenido esa inyección, pero dolió bastante, estuve 15 minutos adolorido, bastante adolorido. Al final, sirvió porque fue efectiva. Lo demás es lo de siempre, nebulizado 4 veces, prednisonas como cancha y a su casa.

La inyección altero todos mis sentidos, todos mis gustos , todo mi apetito, fue un caos, era otro yo. Para empezar no podía ver fijo, estaba demasiado mareado, preferí cerrar los ojos y aguantarme el dolor apoyado a una camilla, porque no pensaba sentarme en mucho tiempo. Me dio hambre, llegue al restaurant con mi papá y me dio nauseas, me dio sed, cojeaba, era un caos.

Finalmente estoy acá, en mi casa, ya no fui al trabajo porque para mi amiga "no era una buena idea", y estoy totalmente de acuerdo con eso. Espero mejorarme para mañana, pero solo hay una cosa clara, en la noche puedo estar como nuevo, o puedo estar muerto. En mi vida, siempre lo pensé, nada esta asegurado.

PostData: Generalmente nunca comento estas cosas, pero hoy me dio ganas de escribirlo.

4 comentarios:

Andrea Llinás Vahos dijo...

Generalmente damos la vida por sentada porquue los dias nos pasan de largo y no los sentimos...buen post, te deja pensando, es un buen pedazo de vida y muerte, en prosa.

Luciano dijo...

Te lo he dicho mil veces, disléxico, es PREDNISONA.

A ver si escribes más seguido... no esperes morirte para recuperar esto. Como dice Andrea, damos mucho por sentado, hasta que estamos por perderlo.

no es mi blog dijo...

Que miedo medas Augusto VAsquez

Augusto dijo...

No puedo poner "me gusta" al comentario de arriba, esto no es tan chevere como el facebook :(